Dulce de Lechosa (papaya) al estilo de la Polinesia
- Paola Dimitri
- 29 abr 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 4 may 2020
Parecerá lejano y exótico sin embargo es entrañablemente rico y versátil

Siempre me ha gustado investigar sobre la gastronomía de otros lugares, me definiría como una “chismosa de la gastronomía”, pues no me limito a recabar informaciones sino que también me gusta dar a conocer aquellos hallazgos, que previamente probados, resultan ser verdaderos aciertos . Es el caso del dulce que nos ocupa. Fue el resultado de una de mis primeras búsquedas en Internet, la verdad es que no recuerdo el buscador que me ayudo, se confunden en mi memorias nombres como Spider Web, AltaVista, Yahoo, Google… Lo que si tengo mas claro es la fecha, seria hacia el 1999, estaba estrenando casa… En ese entonces me interesaban las mermeladas y confituras, por casualidad caí en una pagina de las Polinesias Francesas de la que saque esta receta que desde entonces me ha acompañado, por lo fácil de ejecutar y lo rica que es.
Algunos recuerdos…
La lechosa o papaya es de toda la vida una de mis frutas favoritas, en casa preparaban una macedonia de frutas tropicales que llevo grabada en el corazón, siendo uno de los ingredientes principales nuestra protagonista de hoy!
Rápidamente te doy la receta de la mítica macedonia de Rosette (mi madre): 1 melón, 1 papaya hawaiana, ½ piña, zumo de una lima (limón verde) y azúcar a gusto… Troceas la fruta en cubitos pequeños, se mezcla todo en una fuente y se deja a macerar, al menos por 2 horas, en el refrigerador, con el zumo de lima y el azúcar… Eso si, te recomiendo cubrir el envase con papel plástico, así las frutas no pierden su aroma.
Otra receta entrañable de mi infancia es , la batida de lechosa con leche y sin ella… sus sabores me llevan a recordar esos años divertidos junto a una vieja Oster (licuadora) de dos velocidades en los que empecé a encontrarle el gusto a la cocina, pues en ese entonces aun no me permitían el uso de la estufa…
Hay una anécdota muy divertida con la vieja Oster y el tío Viriato, hermano menor de mi abuela, que me divierte compartir con vosotros. A muy tierna edad él padeció de meningitis, como era hijo de un medico y una enfermera logro salvar la vida no sin una grave secuela que conllevó la perdida de la sensibilidad en un lado de su cuerpo así como algunos trastornos cognitivos de cierta importancia, sin que ello fuera un impedimento para que aprendiera un oficio que le brindara parte de su sustento durante toda su vida. Viriato se hizo técnico en electricidad. Como parte del anecdotario familiar, en su cédula de identidad aparecía la palabra “radiologo” como “profesión”… curiosa le pregunté a tío Viriato como era que en su documento de identidad aparecía esa extraña profesión, recuerdo que él me dijo con toda la ingenuidad que le caracterizaba: “quien sabe mi’ja, yo solo le dije al hombre del Registro que reparaba radios”…
Volviendo a la anécdota, recuerdo la vez que de tanto uso, la vieja Oster decidió no funcionar mas, como Viriato iba a comer a casa todos los domingos, mamá pacientemente espero el fin de la semana para conocer el veredicto técnico antes de proceder en consecuencia con el útil artefacto. Viriato se lo llevo a su casa de la calle Santomé y el lunes sin falta llamó diciendo que el motor se había quemado, que lo repararía y lo retornaría el domingo siguiente . Todos nos pusimos felices!!! En aquellos años comprar un aparato nuevo era una inversión no indiferente. Llegó el domingo, Viriato y el aparato llegaron puntuales y mi mamá, para probar la licuadora recién reparada, se aprestó a preparar un batido de lechosa como merienda mañanera para los niños y para mi papa. Dispuso en el vaso los trozos de fruta, el azúcar, la leche, la vainilla a modo de iniciar la preparación. El hielo vendría al final para refrescar la mezcla después que el azúcar se hubiese disuelto… Encendió el botón y toda la mezcla junto con la tapa volaron por los aires redecorando el techo de la cocina con unas estactitas anaranjadas… por suerte que los ingredientes eran blandos y los que estábamos en la cocinas no fuimos golpeados, sino “bendecidos” con una lluvia de tropezones azucarados de lechosa. Qué susto! El tío había invertido la polaridad en el giro de las aspas y en lugar de moler los ingredientes, el motor los expidió al espacio creando un verdadero caos. En pegajosa confusión estallamos todos en una sonora carcajada… Tío Viriato comprendió su error y lo reparo de inmediato, ayudando también a recoger el estropicio.
Ya para concluir...
La receta de la polinesia que da título a este post: Dulce de Lechosa (papaya) al estilo de las Polinesias
Ingredientes:
1 lechosa hawaiana no muy madura (con la carne firme)
la mitad del peso de la lechosa de azúcar
una pizca de sal
1 cuchadita de vainilla
1 copa de ron añejo
Procedimiento:
Con un pelador de papas (patatas) quitar la piel de la lechosa, cortar en trozos longitudinales y retirar las semillas. Cortar cada trozo en cubitos de unos 2-3 cm, colocarlos en una olla de fondo grueso, agregar el azúcar requerido y la sal. Tapar la olla dejando macerar la mezcla durante toda la noche. A la mañana siguiente encender el fuego dejando reducir el liquido de la maceración, hasta que forme un almíbar denso y rico, para finalizar agregar la vainilla y el ron dejándolo evaporar por un par de minutos mas.
Listo! Es cuanto! Deja enfriar la preparación y guárdala en el refrigerador, en un contenedor hermético… Esta compota te servirá para enriquecer postres como helado de vainilla, bizcochos o comerla simplemente con un poco de queso.
Hasta la proxima!!!
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