Un bizcocho de zanahorias para momentos de crisis...
- Paola Dimitri
- 18 abr 2020
- 5 Min. de lectura
Cuando el tiempo se detienen y las ideas se agitan desenfrenadas en tu mente, lo mejor que puedes hacer es... preparar un postre...
(Qué? Creías que te iba a recomendar mantener la calma?)

Parece mentira que a estas fechas aun no haya publicado nada en el blog. Lo cierto es que el año inició con muchos rigores y desplazamientos que alteraron mis días. Mi padre enfermó, mi hija Linka me llamó alarmada diciéndome que si lo quería volver a ver tenia que adelantar mi viaje, programado para el mes de marzo. Así que antes de finalizar Enero salí de mi casa en Padua (Italia) enfilando la proa hacia Miami, donde mi papa había celebrado las fiestas de fin de año junto a todo el resto de la familia.
Les confieso que desde siempre he tenido la convicción de que una fuerza superior dirige mi destino de forma muy especial. Una fuerza que sin tener en cuenta mis planes y proyectos, impone sus reglas de juego sin dejarme otra opción que poner en pausa mis propios deseos para darle curso a lo que la vida me plantea como nueva y única oportunidad…
Estuve en Miami atendiendo a papá durante todo el mes de febrero, en lo que mi hermana cumplía con sus compromisos laborales. A su regreso le comento que quería aprovechar la cercanía para poner en orden algunas cosas pendientes en Santo Domingo. Que me iría por un mes y que pasado el cual retornaría para seguir con la encomienda. Llegue a Santo Domingo el 3 de Marzo y como un designio tajante travestido de coronavirus cerraron Italia, cerraron la Republica Dominicana y suspendieron todos los vuelos desde Estados Unidos a Europa. Estaba bloqueada en Santo Domingo. El Señor Destino me tenía reservada una nueva vivencia… El aislamiento en la casa de mis padres de donde había salido mucho tiempo atrás y al que regresaba de manera esporádica para pasar unos pocos días cada tanto. De repente sentí en mi corazón, divido en muchos pedazos dispersos por el mundo, que esta situación no era aleatoria, que obedecía a la necesidad de sanación de heridas pasadas, que debía atrapar al vuelo la ocasión para limpiar pasado y presente…
Las zanahorias de la nevera…
Después que los padres se marchan es cuando empezamos a recordar sus enseñanzas. Eso me ocurrió a mi con la partida de mamá. Antes, como la tenia siempre a distancia de una llamada de teléfono, no prestaba especial atención a las cosas que me decía, sino que guardaba en mi memoria palabras claves y cuando había necesidad la llamaba para hacer las recapitulaciones de lugar… mamá siempre estaba disponible, mama lo sabia todo … y cuando no sabia, con la simpleza que la caracterizaba me decía “tranquila, aquiétate y escucha tu voz interior” seguro no equivocas el camino; aun así nunca confié demasiado en esa voz, estridente, conflictiva, acusadora y la llamaba para comentar mis percepciones y recibir sus comentarios atinados, no sin antes discutirlos, mas de una vez, con cierta vehemencia. Mama era tajante y certera, rara vez se equivocaba.
Una vez, cuando estaba creciendo a mis hijas mayores sobrevino en casa una fuerte gripe y ambas niñas estuvieron muy malitas, la mayor hizo episodios de asma. No olvidare nunca, cuando le tuvieron que inyectar un medicamento que aceleró su corazoncito de tal forma que parecía que se le saldría del pecho. Recuerdo que el Tío Ico, Medico Neumólogo, me dijo “abraza a la niña para que no se asuste”… la que se asusto fui yo… recuerdo que cerré los ojos apretándola contra mi pecho pidiéndole a Dios que me la curara… Después de ese episodio, con las vías respiratorias mas relajadas, llegó mami con un remedio casero: zumo de zanahorias frescas con miel y limón… se rallaban, se exprimían las zanahorias, agregándole igual cantidad de miel y el zumo de limón. Esta mezcla debía ser consumida en las siguientes dos horas a su elaboración y no debía tocar ningún instrumento metálico… así que lo guardé en un tazón de cristal, lo colé con un lienzo limpio y se lo daba con cucharas de plastico cada media hora a razon de dos cucharadas por vez… Estuve haciendo eso por un día completo… y luego seguí dándole cada mañana el zumo de zanahorias con naranjas durante una semana mas o menos… Se fue la gripe, se fue el asma y todos recordamos la taquicardia de Linka como un mal sueño.
Volviendo al bloqueo en casa, vino a acompañarme en la “cuarentena” Alberto, el menor de mis hijos, y con relación a “las zanahorias en la nevera”, es que en ella encontré cuatro enormes raíces naranjas… me parecieron monstruosas pues habitualmente las que compro son zanahorias normalitas de cultivo casero… Estas que había en la nevera eran unas zanahorias “king size”! Así que para aprovechar mejor su uso, me dije que prepararía un bizcocho con ellas… ya que solo una me serviría para preparar la receta… eso seria fantástico por lo económico!

Bizcocho de Zanahoria.
Ingredientes
4 huevos a temperatura ambiente
2 tazas de azúcar de caña (parda)
1 cucharadita de vainilla
2 tazas de harina
1 1/3 tazas de aceite vegetal (maíz, maní, girasol o soya)
2 cucharaditas de polvo de hornear
2 cuchaditas de canela en polvo
1 cucharadita de sal
4 tazas de zanahoria rayada
¾ taza de nueces picadas
Encender el horno a 350° F. Engrasar un molde de bizcocho espolvoreándolo con un poco de harina. En una batidora batir los huevos, agregar el azúcar en forma de lluvia y dejar que acremen, aproximadamente 10 min. Mientras tanto cernir harina, polvo de hornear, canela y sal. Agregar a la crema el aceite y finalizar con la mezcla de harina. Batir hasta que se mezcle todo y para terminar agregar la zanahoria y las nueces mezclando el todo muy bien con una espátula.
Verter la mezcla en el molde previamente engrasado y llevar al horno por espacio de 35 a 40 min. o hasta que al pinchar la masa el palillo de madera salga limpio.
Dejar enfriar en el molde y desmoldar sobre una rejilla hasta que se enfríe totalmente.
A partir de aquí te doy dos opciones:
O preparar una crema de queso o servir con una rica salsa de caramelo salado, aqui las dos recetas.
Crema de queso
8 onz. De queso Philladelphia
1/2 barra de mantequilla (2 onz)
1 taza de azúcar glass
Acremar el queso y la mantequilla hasta que se infle y agregar el azúcar en polvo en forma de lluvia dejando que se mezcle todo muy bien…
Esta crema la puedes usar de lustre para bizcocho.
Salsa de caramelo salado
1 taza de azúcar blanca
1 taza de crema de leche caliente
½ barra de mantequilla
1 cucharadita de sal
En una olla de fondo grueso poner el azúcar a caramelizar, sin mover. Cuando este a punto, sin quemar, con cuidado se agrega la crema de leche caliente. Tener mucho cuidado y mover constantemente para que se disuelva en caramelo sin derramarse, agregar la mantequilla y finalmente la sal. Continuar moviendo a temperatura baja hasta que este todo bien mezclado.
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